El color verde siempre ha sido de mi predi- lección. Casa y objetos hablan, con el verde, de los recuerdos que conforman mi vida.
El color unifica. A través de sus tonalidades saturo los diversos elementos de la deco- ración creando armonía con la vajilla, los arreglos de flores y las mesas.
No siempre utilizo flores. El perejil, la albaha- ca y el romero tomaron un lugar importante en la creación de este arreglo.
Sol, arena y la suave brisa con olor a mar son algunas de las cosas que disfruto cuando estoy en Casa de Campo.
El color predomina en armonía con la naturaleza abundante.
Con flores del lugar hago arreglos silvestres; con especias dominica- nas y frutos del mar elaboro algunas de las comidas.
Majestuoso valle, con sus campos llenos de verdor y de los variados matices que le dan sus sembradíos, nos regala uno de los paisajes más hermosos de nuestro país, magnífica visión de la naturaleza y de la grandeza de la creación.
Al crear esta atmósfera en tan hermoso lugar, la idea fue disfru- tar de la compañía de familiares y amigos, y compartir con ellos una buena mesa y un buen vino, deleitándonos con los olores de las hierbas y verduras recién sacadas del huerto.
Para recibir en casa no necesitamos de un gran motivo. Compartir y agradar en la generosa hos- pitalidad es el propósito principal.
Teniendo siempre el apoyo de Tony, quien escoge los vinos que complementan la comida, disfruta- mos de la buena mesa en compañía de amigos y familiares.
Los sabores adquiridos a través de los años han influido en mi cocina. En la mesa recreo aquellos platos que evocan el gusto de lo inesperado en las especias y los ingredientes exóticos.
Doy gracias a Nuestro Señor Jesús por hacerte presente cada dia de mi vida, por la dicha de conocerle y amarle.”
“Es mi intención, en estas páginas, llevar un momento de alegría conocimiento de la palabra, de mis obras, y la maravillosa vida que me ha regalado el Señor, dador de todo lo que hay sobre la tierra y su hermosa naturaleza.”
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